domingo, 12 de julio de 2015

LECTURA: JUANITA LA PASTELERA

Juanita la Pastelera

Lectura para el área de educación para el trabajo. Emprendimiento

En el caserío de La Venta una señora que se llamaba Juanita, la cual se dedicaba a cuidar a sus hijos; además de ayudar a su esposo Luciano  en la parcela que en la reforma agraria le había dado, porque la tierra era del que trabaja.
Esta familia se mantenía de lo que sacaban de la cosecha, de pallar, algodón, sandia. Muchas veces pasaban hambre y necesidades porque no había agua para regar las tierras, y en algunas ocasiones lo único que podían hacer era rezar para que Dios les mandara un año  bueno de agua.
Liset, la hija mayor, iba a cumplir sus 15 años. Ella soñaba celebrarlos con una torta enorme de quince pisos y poder invitar todos sus amigos a celebrar, pero con el año malo, Doña Juanita apenas pudo ahorrar algunos soles.
A pesar de ello, decidió buscar la manera de cómo celebrarle los 15 años a su hija. Con mucha prisa se dirigió al pueblo más cercano a averiguar los precios y a ver qué podía hacer. Preguntó y le dijeron que había una señora en Santiago que hacía tortas  y bocaditos riquísimos. No le   habían terminado de decir, cuando se encamino a la casa de la famosa pastelera. Al llegar ahí, le explicó a la señora que su hija cumplía 15 años y que le quería comprar una torta y bocaditos. La pastelera muy amablemente le explicó a Doña Juanita los precios por Kilo y cubierta de torta, igual que los bocaditos dulces y saldos.
Doña Juanita se dio cuenta que era imposible cumplir el sueño a su hija comprándole la torta pero se dijo a sí misma, “a lo mejor la puedo hacer yo”. Su valentía y audacia conmovió el corazón de la pastelera, la cual sin dudar le empezó a enumerar todos los ingredientes que necesitaba para hacer una torta de quince pisos. Doña Juanita no tenía ni papel ni lápiz para anotar la lista así que puso mucho cuidado en cada paso e ingredientes necesarios.
Entonces, para que no se le olvidaran los ingredientes, Doña Juanita todo el camino a pie, fue cantándolos, “la, la, la, quince kilos de harina preparada, diez docenas de huevos, 6 kilos de mantequilla sin sal,  polvo de hornear, vainilla, leche, pasas, etc.”, hasta llegar a su casa.
Al llegar a su casa, de inmediato buscó papel y lápiz para escribir todos los ingredientes que le había dicho la pastelera y la manera que tenía que hacerlo.
Doña Juanita empezó a hacer la tan deseada torta, más que con sus manos, con el corazón y el anhelo de poder ofrecer a su hija lo que ni ella misma pudo tener. Después de muchas horas, zas, la torta estaba lista ante el asombro de su familia que más que un regalo le parecía un verdadero milagro. Se animo y pudo hacer bocaditos dulces y salados como le había explicado doña Panchita la pastelera.
Entonces su hija se pudo dar el gusto y cumplir el sueño de realizar la fiesta.
Y aunque Doña Juanita tenía miedo del sabor de la torta que tanto esfuerzo le había costado, uno a uno repasaba en su mente si todo lo había hecho como le había dicho Panchita.
La gran satisfacción que se llevó la nueva pastelera es que a todos los invitados les encantó la torta y bocaditos que ella había hecho. Doña Juanita a pesar de toda la humildad que la caracterizaba no podía ocultar su orgullo por su valiente labor.
Toda esa experiencia a Doña Juanita le sirvió para lanzarse a probar si sus tortas y bocaditos podrían servirle para tener un negocio y mejorar un poco su vida y la de su familia. Hizo una  de torta y algunos pasteles, y la mandó a vender a su hija.
A pesar que se dio cuenta que no le quedó tan buena como la primera, agradeció a sus vecinos y amigos porque  vendió todo y logró alguna ganancia.
A pesar de sus 50 años, Doña Juanita tenía muchísimas ganas de aprender.
En ese tiempo, a su comunidad llegó la oportunidad de estudiar un curso,  el único curso que había cupo era para Repostería. Doña Juanita con lo poco que había aprendido en la aventura de su torta y pasteles, logró sobresalir como la mejor alumna del curso.
Su examen final fue hacer una torta de chocolate y con orgullo cuenta que el profesor la puso de ejemplo para las demás alumnas.


Autora. Paula de la Cruz Soria Quijaite.
foto tomada de Internet

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